Urgencias

He visto en los ojos de muchos
                               Una urgencia de querer.
                               Una urgencia de quedarse. De quererse quedar.

He visto también una urgencia de huir. De romper. De quebrarse.
Urgencia de verse, de lamerse, de extrañarse.
                                                                   Una urgencia simple de amarse.

Las palabras del final se dicen ahora muy rápido. Hay mucho afán. Muchas urgencias juntas.

Urgencias incoherentes.
Urgencia de amar, pero no del todo.
Urgencia de irse, pero no muy lejos.
Urgencia de olvidar, pero solo a ratos.

             Urgencia de caminar. Pero no de la mano.
             Urgencia de desvestirse... quitando sólo lo necesario.
             Urgencia de leer... pero sólo ciertos párrafos.

Hay verdades urgentes, llenas de mentiras urgentes.
Hay corazones urgidos de urgencias vacías. Muertas. Lentas.
Hay tristezas urgentes que no dan espera.

                                 Y uno solo espera.

De vez en cuando alguna urgencia nos llama. Nos encanta. Nos enamora.
                 También nos engaña. Nos desenvalentona. Nos lleva a menos.
                 Nos hace dudar de la urgencia misma.
                 Nos cuestiona. Nos embarga. Nos embriaga.

...Dejémonos para más tarde...

Para cuando haya urgencia sensata, roja, rica.
         Para cuando haya un amar dispuesto. Generoso. Amplio.
                  Para cuando no tengas urgencia de irte. Ni de quedarte. Solo de estar.

Estar urgido.

De mí.

Natalia Riveros Anzola
Abril 1

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