Entre números que no entendemos

Columna


Setenta y nueve. Esa fue la cifra. Lo más indignante es que el titular rezaba “Sólo quedan 79 secuestrados en Colombia”. ¿Desaparecieron entonces más de 1000 plagiados? Olga Gómez, directora ejecutiva de País Libre cree que "A los secuestrados los desaparecieron en Colombia”, esto en cuanto al informe que presentó el gobierno, el cual contrasta con cifras de la Fundación Esperanza verde, en la que registran más de 3000 plagiados.


Será que Alvaro Uribe pretende salir airoso de su gobierno entregándole no sólo al país sino a la comunidad internacional unas cifras que darían cuenta de su seguridad democrática? Se sentirá muy seguro para dar cuenta de un informe con menos de 80 plagiados, cuando organizaciones dedicadas al tema del secuestro han declarado números diferentes?

Quisiera entender la cifra, no sólo entenderla, sino creérmela. En vez de 3000 plagiados amarrados a árboles, con cadenas al cuello, pegados a los huesos, caminando por trochas, hablando solos dándole clases a unos árboles, con el cuerpo lleno de gusanos y con botas gastadas, quisiera creer que son 79, pero no puedo. En este país el símbolo de porcentaje lo desgastaron a punta de uso incorrecto.


Ahora bien, no sólo pasa con los secuestrados. Cuántos jóvenes habrán sido realmente dados de baja en los falsos positivos? Se habla de 19. Crímenes para presentar resultados. El asesinato de 19 supuestos guerrilleros, porque aquí todo lo suponen. Suponen que la guerrilla está a punto de acabarse, suponen que se ha reducido más del 90% la cifra de plagiados, suponen que aquel es guerrillero y por eso hay que matarlo. País de suposiciones y como lo dijo indignado hace más de 10 años César Augusto Londoño, País de mierda.


Lo realmente vergonzoso es que al no entender las cifras, las pasamos de largo, como cuando se dice que al año mueren 20.000 niños y 1666 al mes, según Hernando A. Villamizar, presidente de la Sociedad Colombiana de Pediatría, cifra exacta que presentó la Fiscalía en lo referente a los niños violados anualmente.

Las cifras van y vienen, pero en las víctimas se quedan. Ellos sí pertenecen a ese número que pasa de largo para muchos otros. En Winsonsin, Estados Unidos, 200 niños sordos fueron violados por el reverendo Lawrence C. Murphy, quien nunca fue juzgado o sancionado por la Iglesia, aún a sabiendas del actual Papa Benedito XVI. El violador muere, las víctimas no tienen reparación y sólo se presenta un número, desafortunadamente, uno muy grande.


Hay 1500 desplazados diariamente, y 600 niños mueren de hambre por minuto. Sí, como lo lee, o eso es lo que dicen. Por minuto. Cada vez aumentan los ceros o disminuyen según lo conveniente. Conviene parar por un minuto y digerirlo, entender y ser escépticos a esas cifras corregidas, maltratadas, desvirtuadas y sin sentido. Se habla de solo 79, como si de un momento a otro esa cifra fuera diminuta, minúscula, insignificante.


Lo conveniente sería entenderlo, ¿no cree? Lo que es claro es que a esta sociedad se le olvidó contar y sobre todo, recordar. Tal vez porque duele, tal vez porque es mejor no pensar en eso. Y a todas estas, ¿se acuerda de cuánta gente le hablé?


Natalia Riveros Anzola.

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